En su primer año, los estudiantes de Bauhaus aprendieron los principios básicos de la teoría del color. En una lección, jugaron con colores primarios y secundarios para comprender su poder y relatividad, una dialéctica reflejada en estos coloridos aretes. Cabe señalar que Josef Albers tomó estos mismos principios y creó una serie icónica de pinturas que influyeron profundamente en el arte moderno.