Durante milenios, grandes poetas, músicos y filósofos han invocado a esas nueve diosas de talento e intelecto insuperables que inspiran a los mortales mezquinos a crear obras geniales.
Pero los artistas no tenían musa, ni una diosa a cargo de la pintura o la escultura o cualquiera de las otras artes visuales.
Pero los artistas no tenían musa, ni una diosa a cargo de la pintura o la escultura o cualquiera de las otras artes visuales.